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lunes, 18 de mayo de 2015

Ando tirando mierda y besos.



Ando sembrando mies y versos
Presumo.
Ando tirando ropa y carne
Evoco.

Anduve, anduviste,
Andamios ad amantium.
No te doy el corazón,
Traficas, plantas.

Resbalo en un lugar sin nombre,
Respondes.

Sámaras indehiscentes
Arce, abedul, olmo, abeto.
¿qué siembras?
Anduve un bosque.

Pongo el corazón, debí poner la lengua,
Rectifico,
Deslizo la lengua donde escondo el pulso
Escapo.

Estrujas, abres la carne,
Sacudes.
Siembras. ¿Siembras?
Siembra el aire, siembra la luz.


La luna tropieza, se cae el sol
el viento, una voz
me siembras palabras que vuelan

anemócora.

viernes, 8 de mayo de 2015

Très bien.

Hay una obstinada obsesión, mi vientre.

No por la suavidad, no por  la lánguida curva que ha ganado con los años, no.
Están las posibilidades, las semillas que no se han cultivando, la simiente que no ha dado frutos, los frutos que no han visto la luz.

La mirada, las ansias, el empujón extático, el suspiro.

Que más puedo pedirle, el soporte al bisturí, la contracción del placer, la cicatriz, la resiliencia, el cosquilleo, la tormenta.

Tres nombres y tres cavidades, tres tiempos, tres horas.

Obstinado ósculo.






jueves, 7 de agosto de 2014

La noche de las cráneos rojos, (habíamos decidido no morir).

Cierro la puerta de casa e invariablemente mi mamá sale por la ventana del primer piso y lanza un algo imaginario hacia mí, yo le sonrío siempre y me voy con cuidado de no resbalar en la esquina pulida inacertadamente en un barrio que es casi un resbalín. Sonrío porque mi mamá me lanza un rayo protector, una onda metafísica que no logro entender del todo pero que se traduce en una acción que logro comprender dolorosamente y es la incertidumbre.

Sonrío porque pienso que muy cerca de allí una piedra manzana me abrió la rodilla cuando caí en la calzada. Había salido sonriente, feliz, pero con algo de retraso, caí, como otras veces, pero no caí como las otras veces porque esta vez teñí de rojo el empedrado. Tras caer y caer uno tiene cierta maña, cae con gracia y se levanta triunfante, esta vez no. Doce puntos, drenaje, hospital, rabieta.
Muletas, pastillas,radiografía.Idas y venidas al hospital, aguja, hilo, y médicos de manos frías, caras de urgencia, caras cortadas, piernas cercenadas, suicidas, alcohólicos.
Emergencias que se atienden en dos horas. Consuela el paseo en silla de ruedas, rodé y rodé por jardines y pasillos.

Sonrío frente a la buena fe de mi mamá, porque ridícula como soy siempre pienso en qué irónico sería darme vuelta para recibir el rayo violeta, resbalar en la esquina, partirme la cabeza.

Sonrío porque me abrí la rodilla antes del rayo, y no he vuelto a ver una asalto desde su aparición, no me han robado, no he tenido que huir  de un taxista sospechoso, no me he roto nada y casi siempre he tenido dinero para el taxi a casa y cuando no, he tenido quien me lleve , no he vuelto a dormirme en el minibús y que me lleve de ida y vuelta, no he vuelto a verte con la cara hinchada ni he limpiado tus  heridas sangrantes desde entonces, no te he visto en emergencias desnudo y entubado al amanecer, con los ojos muy abiertos sin entender nada, acusado de suicida y llamdo rata: sangrando, no te has perdido un par de días, no has deambulado esa sonrisa triste por la ciudad de mañana, ni he dejado el trabajo para buscarte y escucharte cantar ritmos del sur. No hemos pasado juntos otro agosto de viento, lágrimas y sábanas revueltas, estoy protegida. (?)

Siempre he creído que mi buen juicio me protege, pero más que otra cosa creo que mi buen juicio protege a la gente al rededor de preocupaciones innecesarias.

He querido creer que inculcarte buen juicio puede protegerte pero es sólo buena fe, como el rayo violeta pero vestido de racionalidad, mi atuendo favorito para afrontar el sinsentido de la vida.

Sonrío porque quisiera decirte no pasa nada, o pasa todo, como el viento. Pero no se puede.
Le sonrío a mamá porque salvando las distancias quiero creer que la entiendo. Entiendo que no se puede cuidar los cráneos de todos, con suerte el propio, que algunos se romperán y otros dejarán de tener algo que proteger dentro en algún momento, que las mentes que acogen se confundirán y se sentirán perdidas en un punto o en muchos puntos. Muchos puntos se coserán sobre las pieles y muchos otros se pondrán al final de las cartas, las cartas estarán echadas, como tú en la camilla del hospital, como yo llenando crucigramas sin poder dormir, como ella sangrando inconsciente, las cartas estarán echadas, como la suerte, a veces sin conciencia. Mientras, alguien ordena que corten la cabeza de éste o de áquel.

No hay rayo que todo lo cubra excepto la incertidumbre, no hay rayo que detenga el tubo, el puño, el puntapié, la piedra, el misil o la quijada de burro, siendo optimista, cosa que no soy, el rayo nos reconfortará ante la impotencia.

Mi airecillo suicida podría hacerme parecer mas vulnerable, tu aliento de ron y singani podría hacerte parecer lo mismo, pero al final será igual, en algún punto, el punto que une las pieles inconexas y aproxima nuestra carne cerrando heridas, saltaremos de nuevo hacia la vida, mientras podamos.

Alguna frase diré, por no quedarme sin decir nada, te diré que te cuides, diré que me cuidaré, pasaré el día dormida y la noche mirando destellos en la copa con forma de cráneo, limpiaré la mesita de luz, te escribiré y me responderás... frases largas muy largas, me recordarás mi frase favorita, una de los cuatro absolutos: Un día a la vez, dirás, hundía a la vez, jugaré. Este día decidamos no morir, esta noche no muramos.





Mientras escribía esto pensaba en un remix de cumbia y en un cuento de Alejo Carpentier hecho canción: Marcha atrás.





lunes, 10 de febrero de 2014

Palabra y cuerpo.


De tanto pensar(te), detento tu presencia, intento ejercer cierto poder sobre tí pero no te puedo alcanzar mas que con un adjetivo, acariciar  un par de palabras que evocas, acariciar por turnos una g, una x, una m imaginarias que una máquina de escribir igual de intangible golpetea en mi cabeza. Siempre he pensado que la máquina de escribir es un ave hambrienta.
Ávida de verte, divago un poco, paso los dedos en el teclado de plástico, pienso en teclados de Taiwan, bailo un poco, recreo tu piel, recreo, recrear, recrearse, me divierto un poco y te traigo a mi lado en forma de un texto inacabado que imita tus movimientos erráticos, tu sonrisa resignada y esas voces  agudas que usas para coquetear.
Un poco de licor podría ayudarme pero no me gusta el licor, podría decirte que vengas y entretenerme con las luces y sombras sobre  tu piel descuidadamente dejada a mis ojos. Descuidadamente… cuando te vea todas las letras caerán como agua desde mi cabeza y armarán una túnica suave y vaporosa, móvil como mil hormigas caminando sobre curvas y pliegues,  formarán todas las posibilidades de palabras, las que conocemos y las que no existen más que en tu superficie, se detendrá con calma el hormigueo y tampoco podré tocarte, detenerme en una palabra o inventar las que sean necesarias. Intimidad/Intimidar, me intimida un poco tu elocuencia epidérmica.

...verte llegar...


Se armarán músculos y piel, gotas diminutas, un planeta completo, deberé deambular  ya sin palabras, renuncio a declararme observadora absorta, voyeuse, y me declaro vagabunda, deambuladora, saunterer/sauntereuse(¿?)  Tierra Santa la de tu piel, el hormigueo de un ejército de letras se detiene. Impelidos por el deseo labios, lengua (órganos fonadores)  iniciarán una nueva batalla, la conquista de la palabra, algún sonido ahogado emitiremos. Algunas palabras fluirán.

(no podrán mal juzgar a mis labios por acercarse en pos de algunas palabras nuevas)

*****

 Yo quería escribir sobre la ciudad, sobre caminar, olfatear, contemplar, descubrir correr, sobre parkour, scouting técnico, Thoreau, Herbert, método natural, pero me has distraído de nuevo, tú,territorio nuevo. En lugar de planeta puede que seas una ciudad sinuosa, una ciudad con neblina, y así diré (forzadamente) que mi texto habla de deslizarse sensualmente por las calles, por los senderos sin salida por las paredes que se entregan al grafitti, por los dedos que palpan paredes, y los pies que barro, asfalto, concreto, piedra de por medio acarician el suelo urbano, diré que buscaba un discurso nuevo sobre la ciudad, ciudad bailada, humedecida, arrastrada.

El desplazamiento urbano, la movilidad, el placer de habitar,de moverse, y de vivir en la ciudad quedan  pendientes, penden rítmicamente.



lunes, 11 de noviembre de 2013

Déjà vu , déjà oublié. Olvidando las ciudades que no hemos vivido.

Armando Silva llamó ciudades imaginadas a su estudio sobre los imaginarios urbanos en ciudades iberoamericanas. Antes de leer la serie y dispersa como soy, el título nada más  me llevó a recordar y ficcionar sobre miles de cosas. Volví un poco en el tiempo y recordé mis especulaciones sobre las ciudades que no había conocido, mis cartas de amor desde ciudades que imaginaba para ti y mis decisiones irracionalmente tomadas en/de y sobre la vida de las cuales tontamente me enorgullezco.

Támesis

Los ríos me habían causado fascinación desde siempre, nunca pude entender como una ciudad podía negar su origen, creo que ahora lo entiendo y no me agrada. Fascinada por las ciudades y sus ríos y digna fanática de la british invation, me lancé a escribirte una carta desde una imaginaria Londres hace unos 10 años, no elegí Liverpool porque las ideas de puerto que tenía no me resultaban del todo atractivas y en cambio la Londres de mi mente tenía más íconos texturas y recuerdos que concordaban extrañamente con lo que quería imaginar .
Ilustrada con una hoja seca tomada de mi camino diario por Miraflores tomé la página en blanco, un grafo 0.1, me apoyé melancólicamente en la baranda del Támesis, y comencé a escribirte, me agradaba el sonido del nombre, sabía que la pronunciación inglesa sería diferente y  se me antojó pensar que sería más fluvial, mas líquida. Lo fue, Thames sonaba un poco como una ola. Escribí sobre el Big Ben y pensé que London era un poco el repicar de la torre: Lon-Don, Lon-don, lon,don y se hacía de noche.
Te escribí  desde la baranda pensando en  Westminster Abbey, apoyada en el fierro forjado en una postura poco natural porque posaba para ti y quería capturar cierto aire inglés que más bien era bruma, te imaginé donde no estabas y te llevé a pasear por lugares comunes en una doble evasión a tu presencia.
 Te escribí desde donde podía tomarte de la mano, mientras imaginaba que respiraba en otra ciudad y desde allí, desde la niebla, te extrañaba.

París

Desperté soñando que volvía a París, nunca había estado en París, debía volver a París. O al menos eso creí esa mañana, y te extrañé de nuevo, y te extrañé de verdad, porque ahora no estabas ni en la Londres de mi mente, ni a un estirar de brazo de distancia.
Pensé que no conocía París, no podía imaginar la Seine, ni un paseo en bateaux-mouche, la idea de un río como un ente femenino me resultaba extraña, amaba los ríos y mi romance con ellos era posible en mi mente cuando eran ellos, un romance sáfico no era atractivo para mí en ese momento.
Pensé que debía ser más fácil, conocer el idioma de un lugar debía acercarte a él, pero tal vez era lo opuesto, no tal vez, era así, porque cuanto más conocía mas difícil me era simplificar, no podía tejer París no podía reducirla, se mezclaban en mi cabeza el barrio latino, las lecturas educativas de Promenades dans Paris, las escenas de París Je t’aime, los recuerdos de viaje de los amigos, las descripciones de las novelas del siglo pasado y el mapa de París de los años 40; las noticias en los barrios de inmigrantes, las canciones, los exámenes, Notre Damme, el TGV. Todo a grande vitesse.
Cuanta más información tenía, más difícil me era armar el escenario, me quedé al fin con la idea de un corto, La vieille damme et les pigeons. Me refugié en una historia en dibujo porque no soporté mi incapacidad para armar una ciudad en mi mente o no soporté la idea de que de verdad no estabas. No te escribí nada.
Ya no quise volver a París.

La Paz



Más verde, menos verde. Los recuerdos de mis doce años robando flores por los jardines vecinos, en columpio gritando groserías cada vez que cruzábamos miradas, el colegio a diez metros de distancia, la iglesia a veinticinco, las flores, el jardín; las flores, mi abuela; las flores, el camino secreto; las flores, mi delantal roto; las flores, las gradas, mi primer beso negado, las flores. Mis padres de la mano.Las flores.
Un paseo veloz por los viejos jardines que ya no están, por la casa del jardín secreto que salió en esa película, el fantasma de los jardines que se van, mis padres caminando de espaldas a mí mientras los sigo lentamente, nuestros  ritmos son diferentes.
La ciudad ya no es mía y debo construir otra, otra con jardines donde estés a una distancia razonable de distancia, donde hayan atardeceres rosa y serranías de cacao, de café con leche, de ladrillo, de niños que roban flores, de calles empedradas y abuelas que cultivan rosas.
Extraño La Paz como te extrañaba en Londres, porque está al alcance de mis manos pero tengo la certeza de que no es para siempre. No puedo imaginar la ciudad como no puedo imaginar París, me excede. Cualquier párrafo o más bien todos los párrafos que pudieran escribirse me parecen insuficientes, sesgados, finalmente miserables frente a todo lo que sé, lo que no sé y lo que con certeza no voy a saber de este pedazo de mundo.
La historia, el censo, la ciudad, las dos ciudades, las tres ciudades, la plaza de toros, mi tesis, el pavimento, el estudio Técnico Económico Social y Ambiental, las flores, las aves, los parásitos, los ríos, las corrientes, las piedras esculpidas por el agua.


Esta ciudad me ha invadido y me sobrecoge.

lunes, 2 de abril de 2007

MONOBLOCK; DECLARADO PATRIMONIO MONUMENTAL "A"


La alcalíia Declaro Patrimonio Monumental al Edificio, las notas en los periodicos La Razón y el Diario son mas extensas de lo que puse a continuación, pero esta lo mas sobresaliente, y los links a los diarios:


"La Ordenanza Municipal establece que cualquier tipo de intervención que se pretenda realizar en dichos inmuebles y en su entorno inmediato, sea de refacción, mantenimiento o ampliación deberán ser hechos cumpliendo las disposiciones por la Comisión del Casco Urbano Central para que no se distorsione el proyecto original.
De acuerdo al Estudio y Reglamento para la Preservación del Centro Urbano de la Ciudad de La Paz, de Teresa Gisbert indica que el inmueble es catalogado como categoría “A” de Preservación Monumental y se refiere a:
“…los conjuntos que tengan un valor ‘testimonial’ para la ciudad e incluye aquellos edificios a conservar íntegramente donde las intervenciones sólo pueden hacerse con los métodos de restauración de acuerdo a lo establecido en la Carta de Venecia y Normas de Quito, documentos suscritos por Bolivia en las convenciones de UNESCO”.
http://www.eldiario.net/noticias/nt070325/5_01nal.php
.
. "La normativa establece que cualquier tipo de refacción que se pretenda realizar en esos inmuebles y en su entorno inmediato no deberá distorsionar el proyecto arquitectónico original. El actual edificio de la casa de estudios superiores, diseñado por el arquitecto Emilio Villanueva, fue erigido en 1948, y su cuerpo central tiene un carácter monolítico, con figuras precoloniales, terminado en formas escalonadas típicas del mundo andino.
http://www.laprensa.com.bo/noticias/23-03-07/23_03_07_ciud3.php